El “Hombre Radio Lata, cuyo nombre es Roy Gustavo Argüello Muñoz, saltó a la fama tras la difusión de
diversos videos en Youtube donde aparece ejecutando con dos baquetas de palo tambores
construidos a partir de latas viejas.
Según
comentarios en las redes sociales, el simpático hombre es originario del municipio de Corquín.
El cantante
y tamborilero de 32 años de edad deleita con popurrís compuestos por un
sinnúmero de canciones populares que ha aprendido durante su bagaje artístico.
“Soñaba con
hacer música, pero mi mamá era tan pobre que no alcanzaba para comprame un
instrumento, por lo que empecé a recoger latas viejas y componer canciones”, detalló Radio Lata.
Tanto su
progenitora como sus trece hermanos fueron testigos del surgimiento de un
artista en la familia, quien pese a sus dificultades económicas supo hacerse un
nombre y un público.
En este
punto vale mencionar que antes de
llamarse Radio Lata, Roy experimentó nombres como K-Paz de las Latas, parafraseando a una banda grupera mexicana; Señor de las Latas, y El Hombre Orquesta, además de otros.
El empático músico cuenta que hace giras a países
como El Salvador, Guatemala y México, donde ya es conocido, y es entrevistado cada
vez que acude, aunque siempre debe regresar con dinero para su mamá, una paciente
con diabetes.
El show de
este compatriota nacido en el occidente hondureño provoca las risas felices en
los que lo presencian; sus conciertos los da al aire libre, en las plazas de
pueblos y en las ciudades.
Así como Roy hay muchos hondureños en los parques, dentro de los buses y hasta en los
semáforos, tratando de ganarse la vida honradamente; muchas veces no
importa si el arte que hacen es profesional o no, lo importante es la pasión y
el fin por el que se construye.
Honduras es un
país de oportunidades sólo para aquellos que deciden romper los paradigmas. El artista debe correr por sus sueños aun contra
las circunstancias que lo atajen. Seguir socavando mediante la construcción de
arte los cimientos de la involuntad institucional es un desafío para cada uno.
Tal ineptitud gubernamental sigue reflejándose
con la reducción de la Secretaría de Cultura, Artes y Deportes (SCAD) a una
modesta e indefensa dirección, desde donde poco o nada se promueve, y cuyo
director es un comentarista deportivo que se ha pasado la vida narrando
partidos de fútbol que haciendo cultura.
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