Darío Villanueva cuando se dirigía a develar una placa de Rubén Darío. |
León,
Nicaragua.
Francisco Darío Villanueva Prieto, director de la Real Academia de la Lengua
Española (RAE), acudió en carácter de invitado al XIV Simposio Internacional Rubén Darío, donde, además de
concedérsele la lección inaugural del evento, fue condecorado por la Asamblea
Nacional nicaragüense.
Abordé dos veces a Villanueva. Una,
en su tránsito hacia la develación de la placa conmemorativa del Centenario de
Rubén Darío, la otra, en el Teatro Municipal José de la Cruz Mena previo a la
recepción de la condecoración por parte de la Asamblea Nacional.
¿Qué
reacción tiene sobre esta visita a León en el marco del centenario luctuoso de
Rubén Darío?
Yo estoy profundamente emocionado
y muy satisfecho de poder participar como invitado en estas conmemoraciones.
Rubén Darío es un poeta de León, es un poeta de Nicaragua, él es un poeta de
toda la América hispana: en sí, un poeta universal. Es el primer poeta
panhispánico del que podemos hablar en cuanto que él viajó, se identificó y
escribió sobre todos los países que hablamos español, incluso España, por
supuesto. De modo que las Asociaciones de la Lengua Española que yo presido
tienen una política que definimos como panhispánica, es decir, nosotros estamos
elaborando las gramáticas, los diccionarios y las ortografías sobre las ideas
de que el español es una lengua que pertenece a todos los que hablan español,
que no hay centro ni periferia en el español y que es una lengua multicéntrica,
por lo tanto, es una lengua panhispánica. Rubén Darío representa el ejemplo en
poesía de lo que nosotros queremos hacer con la lengua mediante el trabajo de
las academias.
¿Qué
significa para usted que lo condecoren en este Simposio?
Sólo encuentro generosidad en los
nicaragüenses a través de sus representantes. Luego, este año, la magnífica
conmemoración que significa el centenario luctuoso de Rubén Darío aquí en León,
que fue la ciudad donde no nació exactamente, pero que siempre se sintió leonés
y donde falleció y está enterrado. Yo como presidente de la Asociación de
Academias de la Lengua Española (ASALE) tengo la obligación de hacer todo lo
que esté en nuestras manos por preservar la unidad del idioma. Rubén fue el que
más contribuyó, en el tránsito del siglo XIX al siglo XX, a ofrecer un español
rico, suntuoso y renovado que fue tanto empleado por poetas españoles como por
poetas americanos, abriendo de este modo una página en la historia de nuestra
lírica: la lírica en español. En este contexto de la conmemoración dariana es
que recibo, en nombre de las Asociaciones de la Lengua Española, la distinción
que me ofrece la Asamblea (Nacional) de Nicaragua.
¿Esperaba
este reconocimiento en León?
En modo alguno, yo venía a León
por invitación de la Academia Nicaragüense de la Lengua Española, venía por
devoción dariana, en primer lugar, y luego también por obligación como
presidente de ASALE, pero no tenía ninguna otra pretensión, de modo que tanto
el doctorado por la Universidad Nacional Autónoma de León (UNAN-León) como esta
distinción de la Asamblea Nacional son dos regalos absolutamente inesperados
para mí.
¿Qué
opina del Simposio y de las actividades darianas realizadas en este Centenario?
Son absolutamente fundamentales.
Darío es un poeta que está plenamente vivo porque es muy leído y muy recitado
y, además, ha dejado una herencia que no se agota en los jóvenes poetas. Dicho
esto, es necesario también que Darío sea estudiado. Darío era bastante reticente
hacia las academias, pero es fácil de comprender sus razones (...), no obstante,
yo tengo que decir que cuando las academias interpretan bien su visión
contribuyen a un mejor conocimiento de su creación puramente imaginativa y
literaria.
¿Qué
tiene que decir sobre la influencia que tuvo el Modernismo de Rubén Darío en
España, cuando los movimientos siempre procedían de Europa?
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