Gabriel García Márquez dedicó así un ejemplar de "Cien
años de soledad" a Paco Porrúa, el editor que confió en el escritor colombiano y
publicó su libro en la editorial Sudamericana de Buenos Aires: “Paco: por el
ciento que se lleva a los elefantes. La imagen, una metáfora sobre el destino que
tienen reservado todos los dictadores, venía de un recuerdo de la infancia de
Porrúa, un vendaval que arrasó un circo en la Patagonia argentina donde vivió
de niño el futuro editor de Cien años de soledad y de Rayuela, y fundador del
sello Minotauro. Esta vez fue el viento del tiempo el que se llevó a Porrúa, a
sus 96 años. El editor y traductor falleció el pasado jueves, tras tres semanas
ingresado a causa de una neumonía, en Barcelona.
Paco Porrúa, nacido en 1922 en Corcubión (A
Corruña), llegó con sus padres a Comodoro Rivadavia (Argentina con un año. Sus
inicios como editor y traductor los dio con la editorial Minotauro, que él
mismo fundó al descubrir en Les temos modernes de Sartre, Ray Bradbury y
traducir él mismo sus Crónicas marcianas, el catálogo de Minotauro incluyó
autores de primera fila (Philip K. Dick, Ursula K. Le Guin, Kurt Vonnegur,
Italo Calvino, William Golding, L.R.R. Tolkien, J. G. Ballard y Angela Carter)
y se distinguió por una línea gráfica alejada del efectísimo pulp de las
portadas de género anglosajonas (un legado que aún distingue toda la edición de
literatura fantástica y de ciencia ficción en lengua española). Recientemente,
la librería Gigamesh ha bautizado con el nombre de Paco Porrúa su sala de
actos, como homenaje al papel clave del editor del desarrollo de la ciencia
ficción en castellanos.
El buen gusto demostrado por Porrúa al frente de
Minotauro hizo que pronto el editor Antoni López Llausás contara con él,
primero como asesor y después como director literario, para la editorial
Sudamericana. Recomendó la publicación de "Las Armas secretas", de Julio Cortázar, a pesar del fracaso previo de "Bestiario"; e inició así una relación que le llevó
a ser el editor de "Rayuela" un doble hito, junto con la publicación de "Cien años
de soledad", que a pesar de su discreción le hace merecedor de figurar entre las
figuras clave de "boom latinoamericano" junto con Carmen Balcells o Carlos
Barral.
La leyenda dice que Carlos Barral dejó sin leer el
manuscrito de "Cien años de soledad" y vio cómo el libro, que forjaría la fama
mundial de Gabriel García Márquez, se le escurría entre los dedos. No fue así.
Pero el camino que unió a García Márquez y Porrúa no dejó de ser azaroso.
La leyenda de “Cien años de soledad”
Después de que Carlos Fuentes recomendara a ese joven
escritor colombiano a Luis Haars, y este a Porrúa, el entonces ya director
editorial de Sudamericana entró en contacto por carta con él. Gabriel García
Márquez le confesó que tenía una novela recién acabada pero estaba
económicamente tan a las últimas que no tenía ni un peso para enviar por correo
el mecanoscrito a Buenos Aires. Solo un anticipo de 500 dólares enviado por
Porrúa hizo posible el envío, y la ubicación de la novela en 1967. “No creo
haber hecho nada extraordinario, la valía de la obra era incontestable”,
declaró Porrúa El Periódico, en una entrevista con Elena Hevia.
La dictadura argentina hizo emigrar de nuevo a Paco Porrúa en
1977. Se instaló en Barcelona junto con su editorial, y allá adquirió los
derechos para publicar "El señor de los Anillos". En el año 2001 vendió Minotauro
a Planeta. La editorial sigue siendo el sello especializado en literatura de
ciencia ficción y fantástica del grupo, y reeditando los grandes nombres que
Porrúa incluyó en su catálogo.
Fuente, El Periódico,
Barcelona, Dic. 14, 2014
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