Muralista hondureño Javier Espinal lleva su obra y cosmovisión a Europa



El artista plástico además sirve pequeños talleres en comunidades italianas.


Desde hace algún tiempo atrás venía observando en redes sociales el trabajo que realiza actualmente en Europa el muralista nacional Javier Espinal, por lo que me interesó y decidí comunicarme con él para dialogar al respecto.

¿Cómo surge la idea de partir hacia Europa a hacer lo que te gusta, es decir, pintar murales? 

  
Nunca estuvo en los planes Inglaterra. La gira estaba planificada para Italia y Alemania. El objetivo era venir a crear espacios muralistas colectivos y comunitarios en una región considerada el epicentro del arte individualista. Esta idea surgió en 2006, luego que una amiga Italiana viera los procesos que yo realizaba en Honduras, es decir, de enseñar nuestros estilos y procesos ancestrales, y bueno, se vinieron a dar las condiciones hasta ahora en el 2015. Nada es antes, ni después, todo tiene su preciso momento.

¿Te fuiste con alguna especie de beca, o ahorraste y emprendiste el viaje?


Me vine sin apoyo de ninguna institución. Eso de las becas, en general, está viciado, si no es por compadrazgo no se obtiene. Pero en ambos casos te condicionan a ser un molde receptor, sin capacidad creativa y propositiva. Me vine a pura creatividad, solo apoyado por una persona inmensa que me hizo un préstamo.

Esta experiencia ha llevado a Espinal por diversas ciudades de Italia.

¿Cuánto tiempo llevás en Inglaterra y cuánto será tu estadía allá?


Me vine hace diez meses, y he estado alternando entre España e Italia, hasta que finalmente terminé la primera gira en Inglaterra. Dentro de un mes regreso a Honduras. Habrán sido once largos meses de gira.

¿Pretendés visitar otros países; cuáles?


Sí. Aunque no pude ir a dos encuentros internacionales a los que me invitaron, por estar aquí; uno en Argentina y en México otro. Pero al regresar y antes que termine el año estaré en dos, que se llevarán a cabo en Colombia y Argentina, de igual forma, el próximo año estaré en México, y veremos después si la brújula se queda quieta, si no, pues, ahí vamos…

¿Cuántos murales van ya, y dónde han sido pintados? 


Son 11 espacios muralistas en Italia y 16 en Inglaterra, en este orden: Milán, Roma, Asti, Manchester, Liverpool, Roma, San Remo y Liverpool. Más de trescientos metros cuadrados por todo.

Jóvenes italianos comparten con Espinal luego de un día de trabajo.

¿Qué criterios seguiste para establecer tus obras en espacios públicos, es decir, los permisos?


Se gestionaron los permisos correspondientes en cada ciudad sin ningún problema, tanto para los espacios públicos como para los espacios institucionales.

¿En qué difiere esta parte con Honduras; te ponen trabas allá?


Aquí también hay gente con un poquito de poder, enferma del alma, pero no tantos, ni tontos como en Honduras.

¿Cuál ha sido la recepción de tu obra en el viejo continente?


Cuando hay puertas, las tocás; algunas veces te las abren y otras veces no. Y si no hay ni puertas ni ventanas, las creás. Hay mucha adversidad, pero con convicción y creatividad se hace. Aquí no hay de lo que hago. Al principio costó encontrar donde hacer los procesos, muchísimo; no obstante una vez comenzados, fluyó la magia y el arte colectivo y comunitario, ¿por qué? pues porque aquí se ha acostumbrado a la gente, al pueblo, a apreciar el arte, pero en pedestales; arte de espectáculo, arte individualista, y no a hacer arte. Es otro mundo el que trajimos. Arte colectivo hay poco, y arte comunitario, nada, sin embargo lo hicimos.

Mural colectivo y comunitario pintado en Liverpool.

¿Vendés cada mural allá o solo lo pintás para la posteridad?


Hacemos trueque como nuestras culturas prehispánicas: hilvanamos redes. El fin primordial es crear conciencia, solidaridad, identidad, comunidad; aunque siempre hace falta ganar para los frijoles y las tortillas, pero como aquí en Europa no hay de esos manjares, entonces toca apretarse el gusto y comer lo que hay. Y pienso que no se pinta para la posteridad, sino para el presente siempre.

Arte ancestral e identario es la marca personal del hondureño Javier Espinal.

¿Por qué la necesidad de partir?


La necesidad de generar encuentros con los diversos pueblos europeos. Aquí hay mucho que hacer por estas pobres almas que tienen abundancia material. Pese a esto, las inequidades son inmensas, pero no como allá en nuestros países, donde hay profundidad de espíritu, pero nos niegan lo necesario y justo.

¿Qué apoyo has recibido por parte de la institucionalidad hondureña para este proyecto?


Persecución, represión, exclusión, expulsión y no solo para este proyecto, sino para todo; pero tenemos dignidad y creatividad: aquí vamos siempre, haciendo arte en Honduras, arte de conciencia e identidad. Y no solo no te apoyan, sino que te criminalizan los corruptos que están en el poder.

Javier Espinal ha estado pintando en al menos tres países europeos.

¿Se puede construir arte en Honduras?


Siempre se ha hecho arte en Honduras, arte identitario y de conciencia; nuestros ancestros lo hicieron, si abrís los sentidos, te enseñan como.

Dejá un mensaje a los artistas hondureños


Saludos y nos vemos pronto, hilvanando tejidos creativos de amor, convicción, identidad y conciencia para incendiar Honduras con el calor del pueblo, para que se quemen los corruptos en el fuego regenerador, y se logren espacios participativos, emancipados, soberanos, diversos e identatarios.

Así como Javier Espinal, muchos artistas, dadas las intemperies desde donde se construye arte en Honduras, se han hallado en la necesidad de migrar, tanto para exponer su trabajo a nivel internacional, como para desahogarse de toda la atmósfera de indiferencia que de parte de los gobiernos hondureños se desprende.

Sin duda alguna, el arte y la cultura en este país siguen siendo asignaturas pendientes, y es resabida la razón por la cual los gobernantes no se interesan por fomentarlos. 

A propósito de sus varias estancias en Italia, les comparto un vídeo del proyecto en la ciudad de Parco Dei Germogli.

Comentarios