«Aquí estoy», conjuro rabioso y tronante de Neruda contra Vicente Huidobro y Pablo de Rokha

Huidobro, Neruda y Pablo de Rokha.

Es una tradición que los poetas universales entren en controversias con otros poetas. Un ejemplo en la antigüedad es Catulo cuando dedica su Carmina XVI a Furio y Aurelio. Probablemente, estos dos se burlaron de Catulo al prometerle a Lesbia una cantidad tan descomunal de besos (Carmina V).

De igual forma, existieron dos archienemigos históricos comparables a Batman y el Joker o a Superman y Lex Luthor, esos son Quevedo y Góngora. Según el estudioso Jesús Callejo, la rivalidad llegó al punto que Quevedo compró la casa en que Góngora vivía para darse el lujo de cobrarle el alquiler.

A nadie extrañan otros enfrentamientos entre escritores que parecen destinados a batirse o desentenderse el uno del otro, como el arquetípico caso de García Márquez y Vargas Llosa, una amistad rota por el progresivo distanciamiento ideológico y las miserables vanidades de un Vargas tan inseguro que acabó asestando un puñetazo traicionero en el ojo de Gabo, una noche de 1976; pero con todo, existió siempre un respeto y una admiración mutua en el aspecto profesional que el resto de diferencias no pudo empañar.

Uno de los capítulos más incomprensibles sucedidos en la viva parte trasera de la literatura contemporánea fue el que situó a los tres más grandes poetas chilenos del siglo XX —Vicente Huidobro, Pablo de Rokha y Pablo Neruda— en un enfrentamiento personal, agrio y virulento, que fue de la mofa al insulto, con acusaciones y amenazas de todo tipo.  
Entre los tres poetas chilenos, sin embargo, no ocurrió así. Y la situación sorprendía y sigue haciéndolo a propios y extraños, porque todo parecía propicio para unirles —la profesión, la política, el ambiente y las amistades— pero, a pesar de ello, se repelían —tal vez— como polos iguales en tantas cosas.

Encontré un escrito en el que Pablo Neruda se desahoga su furia contra Pablo de Rokha y Vicente Huidobro. Una carta amenazante y soéz que, a decir verdad, tiene poco de poético. Y sí, mucho de irracional, por la forma en que niega y rechaza toda una corriente poética proveniente del modernismo de principios de siglo XX, esa aventura artística de las vanguardias: Valéry, Picasso, Juan Ramón Jiménez y el mismo Huidobro.

Modernismo del cual proviene también Neruda, que se alimenta de Darío, Mistral, etc. No olvidemos que a estos movimientos poéticos les tocó una de las épocas más atribulantes del siglo XX: dos guerras mundiales, la revolución mexicana y la revolución rusa, así como la guerra civil española y el ascenso del fascismo en Alemania e Italia.

Además, ¿es posible revalorar la poesía al margen de otras corrientes poéticas más allá de sus fronteras? (Si pensamos que la verdadera poesía tiene nacionalidad). Creo que pertenecemos, por el idioma español, a un mundo más vasto, rico y hondo que nuestras precarias fronteras.

Personalmente, me atraen Huidobro y Neruda, tanto por sus pequeñeces como por su grandeza: por las consabidas debilidades de vaca sagrada y de pequeño dios, y por la desmesurada grandeza de su singularidad poética. Quizá por eso me interesa tanto lo que les aproximó (la poesía) como lo que les separó (su carácter). Pues, como dice un título de la obra de Neruda: «Caballo verde para la poesía», un caballo del que nadie pudo ni podrá desmontar a Neruda.

Sin embargo, Huidobro, antes de morir, visitó a Neruda y, al parecer, se reconciliaron. Neruda recuerda ese momento en sus memorias. Este fue un gesto de nobleza y generosidad de estos dos grandes poetas chilenos. Pudo más el amor a la poesía de un poeta terrestre, volcánico y avasallador (Neruda) y la de un poeta de la aventura del lenguaje, lenguaje de alto vuelo ¿con paracaídas o parasubidas?, poeta del aire, poeta ambicioso y desmesurado como Ícaro o Faeton.


AQUÍ ESTOY

Aquí estoy
Con mis labios de hierro
Y un ojo en cada mano
Y con mi corazón completamente.
Y viene el alba y viene el alba
Y viene el alba
Y aquí estoy
A pesar de perros, a pesar de lobos
A pesar de pesadillas,
a pesar de ladillas,
a pesar de pesares.

Estoy lleno de lágrimas y amapolas cortadas
Y pálidas palomas de energía,
Y con todos los dientes y los dedos escribo,
Y con todas las materias de mar,
Con todas las materias del corazón escribo.

CABRONES
Hijos de puta.
Hoy ni mañana
Ni jamás acabaréis conmigo.
Tengo lleno de pétalos los testículos
tengo lleno de pájaros el pelo,
Tengo poesía y vapores
Cementerios y casas
Gente que se ahoga
Incendio en mis veinte poemas,
En mis semanas y en mis caballerías
Y me cago en la puta que os mal parió
Derrokas, patíbulos,
Vidobros,
Y aunque escribáis en francés con el retrato de Picasso en las verijas
Y aunque muy a menudo robéis espejos y llevéis a la venta

El retrato de vuestras hermanas,
A mí no me alcanzáis ni con anónimos,
Ni con saliva.
Existo entre metales y las harinas de las alas
Entre el mundo y el cielo, con un corazón lleno de sangre y rocío.

Venid a lastimarme con esputos
De la mañana a la noche,
No inauguréis nuevos adulterios con jóvenes vacas amaestradas,
No os hagáis secuestrar,
Ni mañana os hagáis comunistas de culo dorado,
Sino verted vinagre,
Echad por la boca el semen recogido en las vulvas de las prostitutas
Y rociad las paredes de los water-closets
Con toda vuestra mierda que os condeno a tragar otra vez
Con el solo hecho de que yo de la mañana a la noche escribo
Cosas llenas de agujas y cenizas,
Aguas amargas caídas para siempre en vuestra muerte.

Muerte, muerte, muerte,
Muerte al ladrón de cuadros
Muerte a la bacinica de Reverdy
Muerte a las sucias vacas envidiosas
Que ladran con los intestinos cocidos en envidia.

En cal y podredumbre,
Muerte al bandido que cambia fecha en sus libros y con la otra mano
Vive de puro perro y puro rico,
Vive de oscuras administraciones.
Vive fabricando incestos con hijas de madres ultrajadas;
Muerte al bandido, al estafador de diez años,
Cuadros, muebles, tíos, hermanos,
Provincias saqueadas y después colgar a las babosas barbas del coronel
Y del útero podrido de la podrida esposa del coronel.
Huid de mí podridos,
Haced clases de estética y callampas,
Haceos raptar por scouts finlandeses,
Mercachifles hediondos a catres de prostituidas,
Pero a mi no me vengáis porque soy puro,
Y con la garganta y el alma os vomito catorce veces,
Os vomito cuatrocientas veces, a vosotros y a vuestras jeringas,
Aunque colaboréis en la opinión y en la MATONERÍA
Aunque cada día cultivéis con mayor atención vuestra bilis y vuestra mierda.

Permitidme una pálida cosa,
Con treinta años ardientes,
Y un alma de hueso y laberinto,
Permitidme cagarme en vuestras cosas y en vuestras abuelas,
Y en las revistillas de jóvenes ombligos
En que derretís las últimas chispas que os salen del culo.
Mierda, mierda y mierda
Tierra, tierra y tierra,
Gusanos,
Para vosotros
Falsos caudillos interrumpidos de envidia,
Poetas tartamudos,
Polvo, polvo, polvo
Para vuestras cenizas.
De nada vale vuestro nombre de pila traducido al francés,
Como convinche al juda cursi,
De nada venir de Talca dispuestos a ser genios,
Os mato
Os mato con espumas y sacrificios
Os meo
Envidiosos, ladrones
HIJOS DEL HIJO DE LA SUEGRA DE LA PUTA
Os meo eternamente en vuestros hígados y en vuestros hijos,
Os meo en la fuente del corazón, que habéis cubierto de estiércol
Y habéis alimentado de estiércol y habéis asesinado con estiércol.

Mientras el mundo se surte de llantos a cada lado,
Y los trabajadores y los alcaldes crujen de sangre
Mientras el mapa se sobrecoge entre las sábanas
Y las angustias hacen crecer los cabildos,
Hay literatos de siniestras caras,
Ladrones verdes,
Payasos de feria, miserables de Talca,
Descubriendo odios, fabricando pequeños plagios,
Enviando anónimos que la peor enferma de histeria rechazaría.
Disfrazados de comunistas, náufragos y fecales,
Y mientras a la mamá sacan dinero,
Al coronel sacan dinero,
Viva el comunismo dicen las letrinas,
Mientras el mundo nace y cae
Sólo el odio y la envidia crecen en las uñas
Y se preocupan de denunciar, de mancillar
Los hediondos,
Mientras Alberti lucha,
González Tuñón lucha,
Aragón lucha,
Los hediondos disfrazados
Corren detrás de la literatura
Echando sangre de parto maldito,
Echando abecedarios y pescados vinagres;
Diciendo: acusemos a aquel
Y así llegaremos a creer que somos genios,
Los hediondos,
Incapaces del bien, incapaces del mal,
Incapaces del suelo.

PORQUE morirán muertos entre eructos de doctores borrachos y pedos traducidos,
Porque el gusano está vivo entre ellos y ordena,
Porque han nacido entre muelas cariadas y gatos escupidos,
Porque su sangre de sobacos sucios será fuente de víboras siniestras,
Porque hasta a ellos mismos llegarán a morderlos,
Hasta las piedras agonizantes de desprecio,
Hasta el de Talca convincente espanto
Llegarán algunos días con cuchillos diciendo:
Antes de que hables y publiques devuelve cabrón del aire lo que robas
Las aguas fuertes, los óleos, los pesos, ladrón de camaradas,
Hipo de cerdo.
Y entonces en la sombra Apollinaire
y otros muchos contestan:
Aquí estuvo el inmundo,
moviendo las aletas, secuestrándose
Y dando pequeños gritos
de niña raptada.
Albión me teme, seré presidente (y un pedo se le escapa).

HORROR de sueños, carencia de venas;
Aquí pasó, su nombre transformó
Y en talquinas uniones panfletos purulentos repartió
Y lamiendo escritores y sobornando puertas
Su destino de loro bisiesto continúa.
Este momento para ser libertario,
El siglo se hunde,
Nos haremos héroes
Con una pluma entre los pies
Y odio en los párpados
Cenizas en los cojones
Venga Lenin, robando,
Simulando
Con palacio en la calle principal
O coronel vestido de camello.

No, villanos,
A mí no me engañáis
Si el mundo se transforma
Caed en la ciénaga, al luto y a la lepra,
Al francés y a la megalomanía
Vargasvilas con cabezas de zorra,
Danunzios más baratos que un pollino podrido,
A mí no me asustáis
Con pequeños insultos que podéis repetir llenos de gozo a vuestras enfermeras.

Aquí estoy
Echando hasta morirme poemas por los dientes,
Hasta que me matéis
A veneno y a sombra.
Pero nunca, prefiero morir matando vuestros cadáveres de 50 años
Y desde hoy tendréis hundida la espada en vuestros intestinos de envidia y fracaso
Para que gritéis: “Neruda no existe”
Y os carguéis de melancolía.
Muertos; muertos en castellano, francés y pus,
Muertos en horrorosa cascada de amargura
Corred al nicho,
Ahora mismo, corred al nicho enarbolando de nuevo identidad falsificada.

Pero aún es tiempo del catolicismo,
Os quedan sotanas y nuevas posturas por ensuciar
Tristes cobardes
Os queda aún la teosofía
Y las espuelas por correspondencia.
Ya habéis escrito la biografía de papá por su hija caliente;
Y habéis empeñado las pezuñas del coronel en el Chile agricultor.
Ahora vended a vuestras madres
Y dedicaos al ciclismo.

Yo he conocido rebeldes. Artesanos
Poetas de frentes limpias y manos limpias,
Seres humanos
Pero no peste, pus y callos como vosotros.
Conocedme.
Soy el que sabe y el que canta y no podréis matarme
aunque os partáis las venas
Y volváis a NACER ENTRE MIERDAS.
ADIÓS A MUERTE
ADIÓS A VIDA
FRACASADOS.
AQUÍ ESTOY CON HARINAS Y SIMIENTES
AQUÍ ESTOY HACIENDO PÁJAROS
VENID A MI HORRIBLES SERES MUERTOS
A CLAVAR CADÁVERES EN MI ALMA
PARA QUE EN VUESTRA MUERTE, EN EL
HORRIBLE OLOR DE MUERTE DE VUESTRAS MUERTES
OS AYUDE A SALIR DE LAS TUMBAS AMARGAS
EN QUE ESTARÉIS LLENOS DE BABA PÚTRIDA
CON EL OLVIDO A CUATRO LABIOS
Y UNA VÍBORA NEGRA EN LA GARGANTA.

Aquí Estoy. Pablo Neruda. PRIMERA EDICIÓN. París, 1938. Editado por amigos de Pablo Neruda. 35 x 24.5 cm. En rama. Cuatro pliegos sueltos en su carpeta original. 25 páginas. Cubiertas originales con alguna leve rozadura. Excelente papel. Libro de poemas publicado clandestinamente en Francia durante la Guerra Civil Española por amigos del autor en edición de unas 300 copias (según Horacio Jorge Becco). Colofón: “Este poema de Pablo Neruda titulado Aquí estoy, con viñetas dibujadas por Ramón Gaya, fue impreso por amigos del poeta en la ciudad de París, durante el año 1938.

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