YONNY RODRÍGUEZ | TEGUCIGALPA
Por primera vez, Mulukukú será anfitrión de un festival de
poesía centroamericano. El 27 de diciembre recibirá más de 50 poetas, escritores
y desmovilizados que van con el fin único de compartir versos y testimonios
sobre la guerra de los ochenta.
Mulukukú es un
municipio jurisdicción de la Región Autónoma del Caribe Norte (RACN), en la
República de Nicaragua, donde el Ejército
Popular Sandinista instaló en 1983 una base de entrenamiento militar con el
objetivo de defender la Revolución.
La Fundación Esquipulas está a cargo del evento junto con el edil del
pueblo y su comitiva, a su vez, muchas de las gestiones para que el proyecto se
materialice han recaído sobre el poeta
Ariel Montoya.
En consecuencia, hace
unos días le pedí más detalles del evento. Dicha conversación se reproduce a
continuación.
BR: ¿Por qué eligieron Mulukukú para realizar un
festival de poesía?
AM: Porque
la poesía es un don de la humanidad, del ser humano y porque la cultura no debe
ser patrimonio exclusivo de las ciudades fundacionales de un Estado, sino de todas
las ciudades y municipios funcionales. Lo anterior conlleva a que como sociedad
en vías de desarrollo y superación de la pobreza, abramos nuestra gestión cultural
en los municipios y en las ciudades más
alejadas geográficamente, asimismo, significa arrebatarles un poco de cultura a
las ciudades que históricamente la han hegemonizado: hablo de Managua, León y Granada,
a razón de su importancia política y económica. Es importante descentralizar la
cultura, llevarla a todos lados y comprender que, como esencia humana y como
brote material e inmaterial, está ahí, en el corazón de los pueblos. Pretender
seguir dirigiendo la cultura desde una parroquia, desde una ciudad,desde un
movimiento o institución cultural, es algo abominable en estos días.Y sí, ha
existido en nuestra historia, pero esos atavismos deben desaparecer y abrirse
mentalmente para que la sociedad evolucione hacia una cultura más participativa
desde las raíces de cada localidad. No hay pueblo sin tradición cultural, sin
historia y sin códigos antropológicos o sociales que no le demarquen un sitial,
un referente. Así, hablamos de Mulukukú, una región donde los propios ganaderos pujan
por tener su propio matadero (rastro municipal), pues es el cuarto en producción ganadera del país; por ende, eso va a crear entre ganaderos,
arrieros, comerciantes, productores y finqueros una cultura que parta de la ganadería,
como en Chontales, o bien, como la cultura llanera en Venezuela y Brasil o la
gaucha en Argentina, por citar algunos referentes. Además de esto, este es
un municipio que viene del olvido; del olvido pasó a ser una base militar en
los ochenta por su ubicación geográfica, y ahora que la guerra ha pasado es un
pueblo próspero económicamente, que depende de sí mismo, entonces allí hay
cultura, hay historia, hay pulmones y almas despiertas que desean compartir lo
propio y conjugar otras experiencias culturales.
¿Cómo definiría "poesía en Mulukukú", dentro
de los contextos histórico y contemporáneo?
Igual que definir
poesía en Lituania, Escocia, San Pedro Sula, Montevideo o Managua. No olvidemos
que Mulukukú tiene potencial histórico reciente: el paso de miles y miles de jóvenes
que fueron parte de la guerra de los ochenta, de una guerra que nos dividió
entre "Contras",
"Cachorros" y "Reservas" y que ahora esos mismos héroes del pasado ven
con satisfacción y nostalgia cómo crece el pueblo, cómo se organiza ahora una
caravana de poetas desde Managua, de toda Nicaragua, para ir a leer poesía y
compartir horas de paisaje, regocijo, solidaridad humana y reencuentros con la
palabra viva. Así mismo podríamos hablar de otras localidades. La idea no es
venir e irnos y no volver, sino dar talleres de poesía, pues el fin de todo
festival no debe ser sólo el evento mediático sino la estela de huellas que deje
y las semillas que germinen.
¿Cómo han reaccionado los poetas que fueron
guerrilleros ante la convocatoria?
Muy entusiasmados, de
uno y otro bando. Nicaragua ha experimentado
uno de los procesos más hermosos de reconciliación en Centroamérica. Hay problemas
políticos, en todo el mundo los hay, como hay problemas sociales y económicos,
pero la huella de la guerra no agrede, no ofende, más bien tiende puentes de
amistad y entendimiento. En ese sentido, Edgard Centeno Moncada, un desmovilizado
del Servicio Militar Patriótico de los ochenta y quien hace poco presentó su
libro “El jaguar que me habita”,no
dudó en venir a leer parte de sus memorias; de igual manera Luis Fley, el excomandante Johnson de la Contrarrevolución,
estará junto a los demás poetas leyendo párrafos de sus memorias. Entre otros y
otras, Gabriela Selser expresó su satisfacción y deseo de asistir, o Julio
Romero, otro desmovilizado. Esto es importante para ellos, pues muchos de
nosotros, que fuimos o no a la guerra, somos actores sociales y generacionales
de ese proceso armado y de ese proceso de desmovilización y reinserción que se
inició en los ochenta, y que ahora los colombianos también están empezando a llevar a
cabo. La guerra es una mezcla de muchas cosas: de llanto, de lodo, de hambre,
de miseria humana, de gloria mezclada con la angustia y el hedor de los cadáveres
y los zopilotes papaloteando sobre
ellos... Y eso será lo importante, volver en paz adonde fue epicentro de
operaciones militares, volver contentos y regocijados de los valores de una
democracia y una paz que ahora respiramos, aun con sus contrapuntos, sombras y
luces.
¿Qué poetas ya confirmaron su asistencia?
Hubo más de cien
solicitudes, pero sólo sesenta podrán participar en la caravana que saldrá desde
Managua. Esto lo hemos hecho democráticamente mediante una convocatoria abierta en
las redes sociales, así, desde esa medición, fueron seleccionados y priorizados
los que asistirán. Me complace contar siempre con la presencia de poetas
jóvenes como Rito Omar Guillén, Magda Bello o Susana Portell de Jalapa, quienes
ya han participado en nuestros festivales anteriores. Abrirse a la juventud es
lo ecléctico y lo estamos haciendo. También estarán presentes Juan Velásquez,
Héctor Flores, Efraín Osejo, Tito Leyva, Ninoska Chacón, el poeta y promotor
cultural de Santo Tomás, Wilfredo Espinoza Lazo; entre otros, Bismark Bodán,
Noél Villalta, Marcos Orozco de Darío, tu misma presencia; además de los del Círculo
Literario del Adulto Mayor y de la Fundación Casa de Poetas de Granada que dirige
la poeta María Teresa Gutiérrez... en fin, una lista larga. Iván Uriarte,
Norman Sánchez Morán y Víctor Ruiz también asistirán.
¿En qué espacios se llevará a cabo el recital?
Habrá lecturas durante
el viaje. Es un viaje de más o menos ocho horas con intervalos para comidas,
refrigerios y paradas técnicas. De similar forma, en Esquipulas y Matagalpa nos
están pidiendo que al regreso leamos poesía. Los poetas leemos en todo momento;
en las noches después de los compromisos oficiales siempre se lee poesía, sin
embargo, es en la Cancha Municipal de Mulukukú donde se hará la lectura
maratónica, de corrido, de poesía, ante un pueblo de campistos, profesionales y
montados que van a recibir a los poetas
en la entrada del pueblo; anfitriones que hospedarán a un poeta en sus hogares,
estudiantes, amas de casa y ciudadanos en general, todos ellos movilizados para
oír poesía, para escuchar a sus poetas y compartir la magia de la poesía en un
momento casi final del Centenario de la partida física de Rubén Darío. Nadie de
nosotros estará presente en el Bicentenario del Poeta, por eso ahora hemos
compartido y llevado a lugares como Mulukukú a nuestro grande, humilde y
victorioso Darío, pues es en su nombre, y por la paz y la empatía, que realizamos
este Festival.
¿Qué esperan de este evento?
Compartir desde la
palabra, desde la poesía, un espacio de ambientación colectiva donde se fusione
el bello paisaje del Caribe Norte, sus ríos aún bravos y hermosos como el
Mulukukú, estrechar vínculos entre artistas, darnos un apretón de manos, un
abrazo más allá del Facebook y los espejismos que también evidencian las redes
sociales. En un bus donde estarás un promedio de 16 horas, se tienden nuevas
relaciones humanas y literarias. Un
punto importante es que con gran entusiasmo, la gente de Mulukukú ha dicho que
con gusto adoptará a un poeta para que duerma en su casa una noche; eso es
hermoso, eso es solidaridad y compartimentación al más estrecho grado: comer por
la mañana una tortilla con frijoles calientes con nuestra gente sencilla del
Norte después de haber leído tus versos, saber que fuiste escuchado con
admiración y respeto, regalar un folleto, un libro… pues le pedimos a los
poetas que si pueden, lleven un libro y lo donen a las familias donde van a hospedarse.
Eso es poesía y empatía a la vez, además de que luego se crean amistades que se
prolongan en el tiempo. Eso ya ocurrió en la Campaña de Alfabetización de los ochenta,
un proyecto bueno de la revolución sandinista.
Brevemente, ¿Quién es Fundación Esquipulas?
Es una institución sin
fines de lucro que se abre camino en medio de tantos obstáculos y crisis
económicas, pues las fuentes de financiación en Nicaragua y en el mundo se han
mermado y eso imposibilita desarrollar más proyectos, volverlos autosostenibles; sin
embargo, poco a poco los superamos. Organizamos conferencias sobre el proceso
de paz en Centroamérica con actores en disputa en el pasado, y desde esa
perspectiva seguiremos trabajando, conjugando lo bueno de la experiencia y el
debate humano, por ejemplo, conjugar la poesía con la empatía y desde ahí
intentar generar nuevos modelos de entendimiento humano.
¿Qué se viene para 2017?
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