Amenazado│El Guancasco no se bailaría este año en Ojojona

Guancasco│Dos soldados moros intentan robar el caballito de san Sebastián. Foto│Luca Migliori.

Que el baile del Guancasco no se realice en la Feria de san Sebastián de este año, sobresalta, causa molestia, por lo menos a los que amamos y defendemos la cultura en su diversidad de manifestaciones.

El Guancasco, conformado por los bailes entre moros y cristianos, del caballito y del zopilote, se ha venido efectuando desde julio de 2010 cuando fue rescatado por el Consejo Local de Cultura de Ojojona.

En ese entonces nos tomamos el tiempo de visitar a los jóvenes para entregarles personalmente la invitación porque muy pocos atendieron la primera convocatoria. Así, durante seis años ininterrumpidos, el Guancasco se bailó pese a los valladares que se dieron en el lapso.

Se volvió a montar esta manifestación de arte popular, de teatro evangelizador, luego de que estuvo a poco menos de desaparecer después de haberse bailado por última vez en 1995, cuando todavía lo dirigía el maestro Rafael Silva.

Es decir, debieron de pasar quince años para poder volver a presenciarlo en su máxima expresión: una hora de bailes, luchas y convites, volver a tener enfrente a las corporaciones municipales, a la gente alrededor acordonando el baile.


En esta instancia, la cultura no tiene precio, no es que no cueste nada sino todo lo contrario; es por eso que su gratuidad debe ser el fin de los gobiernos para disfrute de la gente.

A manera de paréntesis, existen un sinnúmero de documentos oficiales fechados en pleno siglo 19 donde se puede apreciar las invitaciones recíprocas entre los ediles de aquellos años, es decir, el Guancasco rebasa los doscientos años de existencia, es patrimonio cultural intangible.

De acuerdo con investigaciones, los misioneros lo trajeron para evangelizar a los nativos y es una representación histórica donde el bien siempre triunfa sobre el mal.

Entonces, para seguir con el tema, ¿cómo es posible que presuntas diferencias entre alcaldes impidan la realización del baile entre moros y cristianos?

Es ineludible mencionar, más bien recordar, que las ferias de Ojojona siempre son improvisadas; una semana antes, el gobierno local de turno busca amigos y activistas para “crear” el programa. Es esta la forma de planificar las ferias en el municipio.

Este año se inicia con pie izquierdo, no es la excepción; para el caso, nadie quería hacerse cargo del Comité de san Sebastián y no fue sino hasta el 10 de enero que se conformó dicho conjunto de personas para que elaborara, o copiara del anterior, el programa de actividades.

Por esta y otras razones que sabríamos de sobra es que el flamante comité no tomó en cuenta a los jóvenes que bailan el Guancasco.

El Paisanazgo, así conocido también, inicia cuando alcalde, corporación y fieles depositan la imagen de san Sebastián en manos del caporal, este junto con el pueblo hace la caminata, acompañados de cánticos, guitarras y tambores, hasta la comunidad de La Cofradía, Surcos de Caña. Allí hay misa y rosarios.

Más abajo, en Rancho del Chilate, se lleva a cabo una alegre velada donde se departe toda la noche. Al día siguiente, nuevamente la corporación se dirige cabalgando al Puente del Rancho para recibir tanto a san Sebastián como a Santiago apóstol.

Luego, descienden todos, jinetes, feligresías e imágenes. Ya en el pueblo, se le entrega la llave del municipio a Lepaterique, a su gente que ha venido a pie; se hace el juego de banderas y enseguida, el baile entre moros y cristianos, la fase más esperada, amena y colorida del Guancasco.

Es por eso que, si falta alguno de los elementos que lo conforman, la manifestación pierde sentido, su razón de ser.

Por su parte, los jóvenes que ejecutan el baile final están preparados para participar, eso no quita que se hayan quejado, que se sientan molestos por no haber sido tomados en cuenta.

El Guancaco por sí solo convoca mucha más gente que la propia Feria. Puede verse a cientos de personas portando cámaras, que toman fotos y filman el evento.

Sin embargo, la miopía cultural de nuestros políticos llega a niveles exagerados, para ellos arte y la cultura se resume en poner a saltar unos chicos con ritmos candentes, frenéticos y vulgares, contratar una discomóvil para que haga bulla y derrochar pólvora, es decir, una cultura danzarona, carnavalesca. Nada más.

Es un crimen de lesa cultura impedir, ya sea por ignorancia o adrede, la ejecución del baile del Guancasco, una manifestación artística de cientos de años, esperada por todos, pero mutilada del programa por unos cuantos.