Como un dios en Tegucigalpa

Lustrabotas en el centro de la capital. Foto│La Tribuna.

Primera vez que me siento a que me shaineen los zapatos en el Parque Central de Tegucigalpa. Uno se siente como un dios, echa los brazos atrás, sobre las bancas de madera y deja que la brisa que se precipita desde El Picacho le acaricie la cara (ciertamente, a los humanos nos gusta que nos sirvan, pero muchas veces no servimos para devolver esos favores, esos servicios). Es mejor estar allí, sentir la idiosincrasia de los lustrabotas, volver al origen, escuchar su modestia a través de su boca, libre de fantasías, con nostalgia y felicidad en la mirada.

El gentío agota la rosa de los vientos. Uno se pregunta en qué anda cada persona que atraviesa, a su paso, los dominios del General y su corcel.

A lo lejos, un vendedor grita «¡Vaya, llévele la raqueta a su madre!», ¿Qué es esa manera brusca de ofrecer un matazancudos?, me pregunto, se me sale ‘lo moral’, pero me da risa y suspiro para mí. Desemboco en la peatonal: otra fracción de universo capitalino.


YONNY RODRÍGUEZ (Ojojona, Honduras). Licenciado en Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), poeta y gestor cultural. Ha cursado estudios de Literatura y Gestión Cultural. Ejerce Periodismo  en el blog «Bucentauro» (www.blogdeculturahn.blogspot.com).