Selección de poemas a Lempira

Lempira, en un billete de 1974, como homenaje al héroe. Zelaya, R. (2013).

Hoy 20 de julio se conmemora el Día del cacique Lempira en Honduras, un motivo de fiesta en todos los centros educativos del país y, sobre todo, en el departamento del occidente que honra su nombre. Según datos históricos, Lempira, cuyo nombre real fuera Erandique, nació en 1499, siete años después del arribo de Cristóbal Colón. De igual forma, la historia narra que el cacique luchó aguerridamente en la década de los treinta del siglo XVI, para ser más exacto, sus luchas más épicas las sostuvo en 1537. En este sentido, he reunido un fajo de poemas alusivos al héroe de la resistencia indígena. Como se observará, en cada poema predomina la exaltación del héroe, la esperanza depositada en él como defensor y redentor, asimismo, se describen sus instrumentos de lucha y su recio carácter. Al final he insertado un poema sintético de mi autoría que se concentra más en la moral y las decisiones del héroe, situando al lector en sus momentos últimos y sus consecuencias. Sin más, los dejo con estas letras dedicadas a Lempira.


LEMPIRA
Felipe Elvir Rojas

Vertical, como pino de mi tierra
hizo frente al intrépido español,
Lo vieron muchas lunas, muchos soles,
luchando por la Patria de su amor.

Aquel indio valiente y temerario
que luchó por su raza y por su Dios,
fue el altivo «Señor de las Montañas»
y el Monarca del frío Congolón.

Gonfalón de heroísmo sin medida
demostrando su audacia y su valor.
Hizo besar el polvo a los hispanos
que lograron vencerlo a la traición.

Sin embargo, nosotros lo soñamos
en las sierras nevadas de Cerquín,
erguido y sin temor desde la cumbre,
disparando sus flechas hasta el sol.


LEMPIRA
Santos Juárez Fiallos

Señor incorruptible del gran ideal utópico
que diste generoso la sangre en la contienda;
eres como un coloso que llena la leyenda
con una hazaña mítica que vio la luz del trópico.

Y porque tu figura —señor de la floresta—
bordó del más heroico ribete la conquista,
mereces que la Historia, nombrándote se vista
esplendorosamente con un cantar de gesta.

Te vieron impasible, consecutivos soles,
sembrando de inquietudes los pechos españoles
—cacique, hermano digno del gran Caupolicán—.

El rayo que alevoso hirió tu roble fuerte,
quitándote la vida, te levantó en la muerte
y alzó tu monumento soberbio de titán.


LEMPIRA
Franz Brach

Allí está, impasible, en la llanura,
con su fiera actitud, ese leopardo;
tendido aún el arco hacia la altura,
que rasgó con el filo de su dardo…

¿Qué nos dicen sus ojos de obsidiana,
de mirar triste, de pupilas yertas?
¿Simbolizan la raza del mañana,
o son recuerdos de las razas muertas?

Sedimento de tribus luchadoras
que así dejaron por doquiera rastros,
en silencio se pasa largas horas,

arrojando sus flechas a los astros…
Héroe sin redención y con historia,
todo lo fue: ¡coraje, idea, gloria!


LEMPIRA
Carlos Manuel Arita

De pie en el Congolón el gran Lempira
con penacho de plumas en la frente
y en la diestra el carcaj resplandeciente
descubriendo en el cielo algún lucero.

Vivía en paz soñando en el sendero
y en cada amanecer, altivamente
se alzaba en el peñol, y era imponente
aquel indio gallardo y altanero.

Y fueron transcurriendo muchos soles
hasta el arribo de los españoles,
y ese día a rebato tocaron los tambores.

Y jamás lo vencieron con la espada
y allí quedó su efigie levantada
para asombro de los conquistadores.


HIMNO A LEMPIRA
Luis Andrés Zúniga

Hondureños en épica lira
y en estrofas de magno fulgor
entonemos un himno a Lempira,
al patriota de heroico valor.

Gran caudillo de huestes bravías
nuestros valles y agrestes montañas
contemplaron sus rudas hazañas
por ser libre por siempre luchó.
Semidiós en su afán libertario,
él fue grande con toda grandeza,
él fue puro con toda pureza,
y a la patria su vida ofrendó.

Invencible, soberbio, grandioso
de alma audaz y de cuerpo de acero
para herir al terrible guerrero
fue precisa la odiosa traición.
Y sin lucha valiente y sin gloria
al caudillo por fin derribaron;
mas los Andes nevosos temblaron
al caer en el gran Congolón.


LEMPIRA, PRIMERA SEMILLA DE LA LIBERTAD
Pompeyo del Valle

Lempira, Gran Señor,
con amor pronunciamos tu nombre:
lo pronuncia las lenguas del agua,
las pequeñas hijas del Hol pop,
los amargos labios del Hol can,
el agua Azul,
las garzas,
los matemáticos,
los astrónomos,
los jugadores de pelota,
las grandes máscaras de madera
y los cuatro Bacabes que sostienen
el cielo.

II

Lempiras, Gran Señor,
con amor pronunciamos tu nombre:
tu nombre tenso como la cuerda
en el arco del guerrero;
tu nombre con siete pájaros,
tu nombre con siete piedras,
tu nombre con siete soles,
con siete lunas,
con siete estrellas,
con siete dardos,
con siete gritos,
con siete vueltas,
tu nombre con siete dientes de jaguar,
tu nombre con siete mujeres que cantan,
tu nombre con siete hombres que cantan,
tu nombre con siete viejitos y siete años
que cantan,
tu nombre con siete cazadores muertos,
tu nombre con siete cazadores vivos.

III

Lempiras, Gran Señor,
con amor escribimos tu nombre:
los escribimos en la cal de los muros,
en el sueño,
en sangre,
en los parpados.
en la guerra,
en la paz,
en el mar lo escribimos,
en la hierba,
en las nubes,
en la sombra,
en la noche,
en el día, Señor, escribamos tu nombre.

IV

Lempira, Gran Señor,
con amor pronunciamos tu nombre:
tu nombre hermoso como tu vida,
tu nombre hermoso como tu muerte,
como el resplandor de las fogatas,
como tu altísima frente coronada de plumas,
como tu pecho de humo sagrado,
como tu corazón de río, de tierra amarilla,
negra, roja, verde, blanca,
de tierra trabajada
donde cayó y combatió
la primera semilla de la Libertad!


Y SU PAGO FUE LA MUERTE
Yonny Rodríguez

Fue inocente Lempira
aquel día en Cerquín.
-No tuvo tiempo de pensarlo-.

Entre más cae uno
más inútil es el miedo:
espacio frío e inasible.

Acaso siga cayendo

en el acantilado infinito.