Sobre la metapoética de Livio Ramírez

Acto de presentación del poeta Antonio José Rivas (Q.D.D.G.), al ministro de Cultura, Dr. Arturo Rendón Pineda. Observan, Juval Valerio y Livio Ramírez Lozano.
Acto de presentación del poeta Antonio José Rivas (Q.D.D.G.), al ministro de Cultura, Dr. Arturo Rendón Pineda. Observan, Juval Valerio y Livio Ramírez Lozano.
  Los "metapoetas" consideran que la poesía reflexiona, amplía su propia naturaleza discursiva, descubriendo el origen del poema. Coinciden en lo que se ha dicho por Carnero y Paz de que "la práctica de la metapoesía requiere capacidad de reflexión sobre las limitaciones del lenguaje y desarrolla la genialidad."

  De allí que tomemos este texto para que los interesados en metapoesía ahonden un poco al respecto.

  Recordemos que en el principio de este trabajo se definió la metapoética como la poesía en la que el poeta reflexiona sobre el hecho poético, esto quiere decir que incluye los temas de la poesía como ser: el acto creador, el lenguaje, la comunicación, el papel del escritor, etc. Esto es, como se ha visto, lo que hace Livio Ramírez en numerosos poemas en los que realiza una reflexión sobre el lenguaje poético, una autocrítica y repaso de la trayectoria poética.

  Al compararlo con tres de sus connacionales que desarrollan el mismo tema, se diferencia de Roberto Sosa en que su metapoética es un carácter sacro y la vez de toma de conciencia social, se diferencia todavía más de Edilberto Cardona Búlnes, puesto que Búlnes busca una poesía pura; es más cercano al planteamiento metapoético de Antonio José Rivas, con el cual comparte la reflexión sobre la capacidad del lenguaje para transmitir la realidad. 

  En cuanto a las influencias extranjeras, la más fuerte es la de Octavio Paz, sobre todo en los planteamientos estéticos que este desarrolla en El Arco y la lira.

  La poesía de Livio evoluciona a través de dos vertientes: una poesía que se vuelve hacia sí misma y se transparenta para sus lectores, (por ello decidí llamarla poesía de la transparencia), y otra que se decanta por la visión de lo absoluto después de la revelación que le permite la poesía (nombrada de la iluminación). 

  En ambas vertientes encontramos isotopías relacionadas con elementos relativos al fuego, en los casos del momento de la creación, y a la luz, en cuanto al carácter redentor de la poesía.

  En la primera etapa, la de la poesía de la transparencia, Livio nos revela el proceso creativo. En primer lugar, invoca a la palabra, única capaz de salvarlo y estando dispuesto a destruirla si no logra obtener el resultado que desea.

  Después, se interroga sobre la condición humana del poeta y la capacidad de la poesía para transferir nuestra experiencia humana a través del lenguaje y de encontrarnos reflejados en la existencia de los otros. 

Luego, se pregunta por su yo en relación al poema, llegando a la conclusión de que el poema es la expresión de su yo más íntimo; pero también de una colectividad que él representa. Finalmente, el poeta realiza una autocrítica, se cuestiona contantemente sobre lo que el poema debe ser, pidiendo que sea algo que trascienda la palabra, es decir que la poesía sea también una serie de actos para hacer de su vida un hecho poético y recobrar la unidad perdida entre la realidad y las palabras.

  En su segunda etapa, la poesía de la iluminación, el primer tema que aparece es el de la salvación, gracias a la revelación de nosotros mismos que produce la otredad, manifestada a través de la inspiración del poema, la poesía se transforma en una revelación de lo absoluto que nos reconcilia con el trabajo poético y con la vida. en este momento de su obra, se nota una fuerte influencia de la poesía china y japonesa, ya que el poeta trata de condensar lo máximo posible de la experiencia en un texto. 

  Esta influencia se da sobre todo en sus poemas sin publicar; pero inicia a cobrar fuerza a partir de su libro Columna que fluye. Finalmente, el viaje de la revelación poética se adentra en el campo de lo sagrado y cierra su obra con la percepción de lo absoluto del universo, representando en la visión de Dios.

José Manuel Martínez

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